Con lomos de cerdos criados como antes, en semilibertad, pastando y hozando en prados y bosques, y el pimiento choricero que nosotros mismos elaboramos, como siempre se ha hecho, podemos ofrecerle el más elegante, equilibrado, y fino de los productos del cerdo.
Como se ha hecho en los caseríos desde siempre, después de la lenta curación, cuando aún está un poco tierno, “enseñarlo” a la sartén, sólo vuelta y vuelta.