Pimiento verde de Gernika, único e inconfundible

Pocos productos de la huerta cuentan con un prestigio parecido al del pimiento de Gernika, también conocido como pimiento verde de freír. A pesar de la sencillez con la que se prepara, mayoritariamente en la sartén y acompañado de un poco de sal gorda, el pimiento verde se ha ganado por merecimiento propio un espacio entre los productos reclamados por las mesas más exigentes.

Aunque algunos lo consideren muy parejo al pimiento de Padrón u otros pimientos verdes de la cordillera cantábrica, el pimiento de Gernika es único. Estrecho, alargado, algunas veces ligeramente curvado, con un tamaño entre los seis y nueve centímetros y de un color verde intenso, el pimiento de freír es un producto muy preciado, bien como plato principal o como guarnición.

Amante de la humedad y las temperaturas no muy altas pero constantes, la producción del pimiento de Gernika se registra entre los primeros meses de la primavera -abril y mayo- hasta los meses de septiembre y octubre.

Se trata de un producto que exige una alta labor de vigilancia. Es necesario recolectarlo en su momento óptimo, entre treinta y sesenta días desde el momento de plantación, sin dejarlo madurar demasiado y permitiendo que se ajuste a las características de tamaño y texturas propias.

Begoña Lumbreras del caserío Momoitio Baserria se muestra optimista con la actual campaña: “Tenemos el tiempo a favor. No ha sido un invierno duro y parece que la planta tiene ganas de tirar para adelante”. La recolecta de este año se ha adelantado un mes y todo parece indicar que aguantará hasta bien entrado el mes de noviembre.

“Si bien al principio, la planta no había madurado lo suficiente y los primeros pimientos tenían un ligero gusto a verdín, ahora mismo están excelentes”, añade Begoña.

La productora es más partidaria de recolectar el pimiento de un tamaño algo más grande y señala que “si es pequeño pierde sabor, es mejor que sea de bocado, que se sepa lo que se está comiendo”.

Por su parte, Gorka Irazabal, de la explotación Goreko de Mungia, se encuentra ahora mismo en pleno proceso de plantación: “La planta de este año está muy bonita. El nuestro es un pimiento curioso y delicado, pero todo apunta a que tendremos una mejor cosecha que la del año pasado”. Gorka comenzará la recolección en las primeras semanas de junio y argumenta que “no merece la pena apresurarse, porque poniendo la planta dos o tres semanas después, crece más rápido y se estresa menos”. Y si además se acompaña de un tiempo más cálido, el fruto es aún mejor.

Mientras, Asier Urkijo, de Goilurra, también se encuentra en pleno proceso de plantación para poder recolectar en algo menos de un mes y medio. Asier es partidario de retrasar la temporada y no hacerla tan temprana. “La primera flor no tiene tanto sabor como las posteriores que dan un pimiento con más carne, pero tenemos una planta estupenda, tiene muy buena pinta. Parece que va a venir buen fruto”, concluye.

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