Caracoles, el sabor de la Navidad

Todos los años, cuando se acerca la Navidad, la productora Barraskibide, la primera granja de Euskadi especializada en la cría de caracoles ecológicos, se pone manos a la obra porque llega uno de los momentos clave para el consumo de este producto tan especial.

“Hay dos grandes campañas para el consumo de caracoles en Euskadi al año: las navidades y San Prudencio en Vitoria”, dice la productora Ainhoa Álava, desde el valle de Orduña, el lugar en el que se encuentra Barraskibide.

Su granja se aprovecha de un entorno natural que presenta elevados porcentajes de humedad, precipitaciones frecuentes y mucha vegetación para llevar a cabo una cría óptima de este gasterópodo.

Los caracoles de Barraskibide disfrutan de una alimentación saludable a base de piensos y hierbas completamente ecológicas y ese elemento tiene impacto en el resultado.

“Los caracoles de alimentación ecológica tienen la carne más blanca y más densa. Nosotros nos ocupamos de su engorde. Traemos los alevines en marzo y los criamos hasta septiembre, periodo en el que se realiza la selección”, explica Alava.

Una vez escogidos los mejores ejemplares se trasladan a la conservera para llevar a cabo la limpieza de forma exhaustiva, la cocción y el envasado.

“Se trata de un producto completamente natural. Solo lleva agua y sal, no tiene conservantes ni aditivos de ningún tipo”, precisa Ainhoa, quien estos días no para de atender pedidos.

Además del aluvión de llamadas y correos electrónicos que llegan a la granja en estas fechas, en Barraskibide se preparan para la gran cita ferial del año, la feria de Santo Tomás, que tiene lugar este mes en Bilbao.

“Es la mejor feria que hay para el caracol”, asegura.

Y aunque se trata de un producto que se puede consumir de muchas maneras, en el territorio histórico de Bizkaia la modalidad tradicional del caracol en salsa vizcaína sigue gozando de una hegemonía casi absoluta.

“En Cataluña y en otras zonas se hace el caracol vivo a la parrilla, pero aquí somos mucho de la receta tradicional”, concluye Ainhoa.